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Este Búho verá hoy con mucha emoción el partido entre Venezuela y Perú por las Eliminatorias al Mundial de Qatar. No puedo evitar ingresar al ‘túnel del tiempo’. A finales de la década de 1990, a estos ojazos lo enviaron como periodista deportivo de un diario popular a la ‘minigira’ de la selección a dos partidos amistosos contra Colombia y Venezuela.

Primero en la bella y próspera ciudad cafetalera de Manizales: “Paisa, aquí somos cafetaleros, no dejamos que ingrese la maldita guerrilla ni los asesinos narcos herederos de Pablo Escobar”, nos decían con orgullo los ‘maniceros’ y las bellas guaripoleras del Once Caldas, en el estadio ‘Palo Seco’, donde se jugó el partido.

Con el recordado fotógrafo Alejandro ‘Cholo’ Silva realizamos una verdadera maratón viajera, nuestros aviones parecían combis: de Lima a Bogotá, de Bogotá otro avión a Manizales, allí otro de regreso a Bogotá.

Después otro vuelo a Caracas y de allí otra nave hasta Valencia, la segunda ciudad más importante del país. Más parábamos en aviones que en hoteles.

Empatamos 3 a 3 con los ‘colochos’ y los ‘chamos’ nos golearon 3 a 0 en un estadio donde vendían cervezas grandes, anticuchos, cebiches, pues más de la mitad eran peruanos y había venezolanas de infartantes curvas al borde del campo que seguramente pusieron virolos al ‘Cóndor’ Mendoza y al ‘Chorri’ Palacios, que estuvieron perdidos en el espacio.

En ese tiempo Hugo Chávez era presidente y había impuesto su primera nueva Constitución que daría inicio a su ‘revolución bolivariana’, que destruiría el sistema democrático tradicional de la patria de Bolívar y que veinte años después convertiría a su nación en la más pobre de esta parte de América y seis millones de ‘panas’ se verían obligados a huir de su país para poder comer, todo por culpa de la corrupción del chavismo y de su sucesor Nicolás Maduro. Chávez, en ese tiempo, se vio beneficiado por el aumento mundial del barril del petróleo y los conflictos armados en el Medio Oriente.

El militar aplicaba una política de asistencialismo a los sectores pauperizados y ‘lúmpenes’ de las principales ciudades, a los que utilizaba como ‘fuerza de choque’. Allí se formaban las tristemente célebres ‘brigadas chavistas’, a las que les regalaban artefactos eléctricos y plata en efectivo para agredir a los políticos de oposición, periodistas y destruir los locales de los medios de comunicación democráticos.

Justamente cuando llegamos al diario ‘El Carabobeño’, donde nos apoyaron para mandar nuestras notas y fotos, los vimos con los vidrios rotos y áreas quemadas por obra de las hordas chavistas. Así compraba el ‘gobierno revolucionario’ a sus esbirros.

Por eso este columnista no puede entender cómo un gobierno como el de Pedro Castillo, Cerrón y otras huestes puedan decirse admiradores de ese régimen socialista y ‘del pueblo’. Acá en el Perú el presidente Castillo está llevando al país al abismo. Él, que ‘no creía’ en las encuestas, ahora anda desesperado porque el último sondeo de Ipsos demuestra que en todos los rincones del país baja su aprobación y crece su desaprobación, por lo que manda a su ‘cajero’ Pedro Francke a que despilfarre la caja fiscal regalando millones de soles en ‘bonos’ con un claro tufillo electorero, cuando el pueblo exige trabajo y no migajas.

Encima, es gravísimo que hayan filtrado las respuestas del examen de profesores para los nombramientos. Con esto se demuestra que la corrupción campea. Es un caos total. Incluso, su ministro ‘estrella’, Aníbal Torres, se da el lujo de insultar al presidente del Banco Central de Reserva, Julio Velarde, el único que trata de mantener el dólar estable cuando Castillo rebuzna en materia económica.

Pobre Perú. ¿Hacia dónde vamos? Ya quedó claro que Castillo no es el ‘pobre campesino’ al que los ‘golpistas’ no dejan gobernar. Al presidente le gusta victimizarse, típica estrategia de alguien que solo busca dividir a los peruanos.

¿Se acuerdan que el Cholo Toledo y Eliane gritaban en plazas ‘esos pituquitos de Miraflores’? Al final, terminaron robándose más de 30 millones de dólares de coimas de Odebrecht. Castillo y Cerrón le están haciendo un grave daño al país. Se llenan la boca hablando del pueblo y este es el más golpeado por el aumento de los precios de los alimentos y del dólar.

Apago el televisor.

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