El día que Argentina detuvo el mundo y el fútbol le pagó la deuda [OPINIÓN]

A 12,086 kilómetros de distancia, donde la arena entra a los ojos, Argentina se los enjuagó con lágrimas. Qatar, país inolvidable porque allí se jugó la mejor final de la historia de los mundiales y allí, en un golpe por golpe contra Francia, la camiseta ‘albiceleste’ volvió a ganar el título luego de 36 años y devolvió el trofeo a Sudamérica tras veinte. Lionel Messi ya tiene lo que tanto anhelaba y los millones de argentinos explotaron el corazón tras más de 120 minutos de sufrimiento.

Y como el fútbol quita y el fútbol da, aquella definición del alemán Mario Götze en tiempo suplementario del 2014 en el Maracaná murió para que nazca el 4-2 por penales ante la Francia que no lleva más la corona, pero que tiene al nuevo ‘Rey’ del fútbol, el extraordinario Kylian Mbappé.

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Si el duelo fue un choque Messi-Mbappé ganaron los dos, ganamos nosotros, ganó la pelota y el universo. Dos goles el primero y tres goles el segundo. Ambos acertaron en la tanda de definición y guiaron sus ejércitos. Messi ‘quemó las naves’ con 35 años. Kylian apenas se está haciendo a la mar con 23 calendarios.

El partido no puede ser analizado, solo se tiene mirar mil veces más para disfrutarse mil veces más. Argentina estuvo dos veces arriba en el marcador en 120 minutos y Francia sacó una ‘ráfaga’ de juego para empatar esas ocasiones. Argentina dominó 79 minutos y Francia se lo igualó en dos.

Porque hasta los 79 minutos, el equipo de Messi había ridiculizado al campeón del 2018. Al coraje le sumó juego, al juego le sumó gol y al gol lo rodeó del enorme deseo que nacía de los fracasos anteriores y que ya terminaron. Pero luego Mbappé pateó un penal con la calma de un viejo en los chimpunes de un chico y luego se lanzó de ‘media tijera’ para seguir formando su leyenda.

Ese fue el instante donde Argentina le suplicó al tiempo que vuele. Porque los franceses se lanzaron por la remontada y cada vez que pisaban el área, cada vez que el crack del PSG encaraba o gambeteada, el ‘Obelisco’ en Buenos Aires se rajaba. Llegó el suplementario y Messi empujó el gol más fácil de su vida.

Pero los nervios generaron otro penal que la estrella francesa no desperdició. Luego, el infarto, el ida y vuelta. Porque lo tuvo Francia con ese mano a mano que el golero Martínez le sacó a Randal Kolo Muani a los 123 minutos. En la réplica, Lautaro Martínez erró de cabeza el triunfo argentino. En los penales fallaron dos franceses.

Argentina cerró así la Copa del Mundo que empezó perdiendo contra Arabia Saudita y que sirvió de gasolina para encender el motor de la máquina que ya no paró más. Los 7 goles de Messi fueron secundados por un portero seguro, una defensa guerrera y la volante que tenía confianza para regalar.

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La ‘Albiceleste’ llegó a Qatar con la Copa América del 2021 en la mochila y en la misma, el espacio para colocar la Copa del Mundo. Lo logró. Llegó con rabia, con juego, con la idea bien clara y la llave para abrir cada puerta. Venció a cuatro europeos, a un americano y otro equipo de Oceanía. Dibujó su propio planeta.

Y entonces, a 12,086 kilómetros de distancia de nuestro continente, las lágrimas de Argentina limpiaron la arena de los ojos. Cerca al desierto y debajo del sol lloró el campeón.

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